In the Ukrainian question, Europe is marginal

Within the Ukrainian situation, the European Union is not playing a leading role due to the exclusion of the talks that Putin regularly holds with the US and the Atlantic Alliance. This situation of marginalization is understandable if we consider Putin’s reasons, who intentionally does not want other protagonists close to the United States at the negotiating table and, at the same time, continues in his work of dividing Western allies, but the lack of involvement on the part of Washington, which was to require Brussels to attend the negotiations, appears very serious. On the question, hypotheses can be made, which if true could lead to a difficult situation between the two parties. First of all, it is singular that neither the USA nor the Atlantic Alliance felt the need for a European presence: one cannot but think of the resentment of both parties for the desire to create an armed force directly constituted by the European Union, which was interpreted overseas as an alternative to the Atlantic Alliance and therefore to American influence, both from a strategic, political and also economic point of view, given the great game of military orders that is at stake; however, Germany is still trying to get back into the diplomatic game, taking advantage of the US Secretary of State’s stopover and also involving France and the United Kingdom. Berlin, with this maneuver, however, plays a single game, unhooked by a desirable European action. Certainly recognizing that the central question is the maintenance of order and peace is an essential question for Europe, it seems a foregone conclusion, which does nothing but renew the marginality of the Union. Although Europe aspires to play an important role, the German strategy appeared to be a cross between an amateurish attempt and a risky maneuver. France would have the intention of having the Union take its own diplomatic action towards Moscow, but the fear is that the United States does not like this alternative initiative and that the lack of European bargaining strength vis-a-vis Russia, determines an initiative with few practical consequences but with very negative political repercussions. On the other hand, the intentions towards Russia, in the event of an invasion of Ukraine, are very different: if Washington even comes to favor a military response, even if preceded by arms supplies to Kiev and heavy economic sanctions, the Europe focuses exclusively on dialogue, because it is too involved in any sanctions against Moscow due to economic ties and the dependence on energy supplies arriving from the Russian country. Europe finds itself in a stalemate due to the chronic lack of a foreign and economic policy, especially insufficient on the issue of energy supplies, which affect every possible move. The United States itself is moving with the utmost caution, an attitude that could be mistaken for weakness by Putin, who continues to approach the confrontation in a worrying way. Russia has been left too much freedom of maneuver, claiming its area of ​​influence on the territories that belonged to the former Soviet empire may be understandable, but it is not tolerable to force states and peoples who do not like this solution; Meanwhile, Putin’s ultimate goal is not to have democratic states on its borders to avoid dangerous contagions with the Russian population, already very dissatisfied with the state of affairs, this is the primary objective, the second, the official one, of refusing the presence of the Atlantic Alliance on its borders may have strategic justifications that do not reconcile with the self-determination of sovereign nations. This alone would be enough to overcome European perplexities of an economic nature: the Russian advance, that yes, at the borders of the Union is a factor of dangerous destabilization of the European order, especially with states within the Union where feelings are blowing undemocratic, which Brussels should no longer tolerate. Despite all legitimate doubts, Europe should strongly support the United States to contain Putin and precisely the lack of this conviction determines his marginality, which cannot be overcome as long as these too timid and moderate positions against prevarication are maintained. of democracy.

En la cuestión ucraniana, Europa es marginal

Dentro de la situación ucraniana, la Unión Europea no está jugando un papel protagónico por la exclusión de las conversaciones que Putin mantiene regularmente con EE.UU. y la Alianza Atlántica. Esta situación de marginación es comprensible si tenemos en cuenta las razones de Putin, que intencionadamente no quiere en la mesa de negociación a otros protagonistas cercanos a Estados Unidos y, al mismo tiempo, continúa en su labor de dividir a los aliados occidentales, pero la falta de implicación en la parte de Washington, que iba a exigir a Bruselas que asistiera a las negociaciones, parece muy grave. Sobre la cuestión se pueden hacer hipótesis, que de ser ciertas podrían llevar a una situación difícil entre las dos partes. En primer lugar, es singular que ni EE.UU. ni la Alianza Atlántica sintieran la necesidad de una presencia europea: no se puede dejar de pensar en el resentimiento de ambas partes por el deseo de crear una fuerza armada directamente constituida por la Unión Europea, que fue interpretada en ultramar como una alternativa a la Alianza Atlántica y por tanto a la influencia americana, tanto desde el punto de vista estratégico como político y también económico, dado el gran juego de órdenes militares que está en juego; sin embargo, Alemania todavía está tratando de volver al juego diplomático, aprovechando la escala del secretario de Estado de los EE. UU. e involucrando también a Francia y el Reino Unido. Berlín, con esta maniobra, sin embargo, juega un partido único, desenganchado por una acción europea deseable. Ciertamente, reconocer que la cuestión central es el mantenimiento del orden y la paz es una cuestión esencial para Europa, parece una conclusión inevitable, que no hace más que renovar la marginalidad de la Unión. Aunque Europa aspira a un papel destacado, la estrategia alemana parecía ser un cruce entre un intento amateur y una maniobra arriesgada. Francia tendría la intención de que la Unión emprendiera su propia acción diplomática hacia Moscú, pero el temor es que a Estados Unidos no le guste esta iniciativa alternativa y que la falta de fuerza negociadora europea frente a Rusia, determine una iniciativa con pocas consecuencias prácticas pero con repercusiones políticas muy negativas. Por otro lado, las intenciones hacia Rusia, en caso de una invasión de Ucrania, son muy diferentes: si Washington incluso llega a favorecer una respuesta militar, aunque sea precedida por el suministro de armas a Kiev y fuertes sanciones económicas, la Europa se centra exclusivamente en el diálogo, porque está demasiado involucrado en cualquier sanción contra Moscú debido a los vínculos económicos y la dependencia de los suministros energéticos que llegan del país ruso. Europa se encuentra en un punto muerto por la falta crónica de una política exterior y económica, especialmente insuficiente en el tema del abastecimiento energético, que afecta a todos los movimientos posibles. El propio Estados Unidos se mueve con la máxima cautela, actitud que podría ser confundida con debilidad por parte de Putin, que sigue abordando el enfrentamiento de forma preocupante. A Rusia se le ha dejado demasiada libertad de maniobra, reclamar su área de influencia sobre los territorios que pertenecieron al antiguo imperio soviético puede ser comprensible, pero no es tolerable forzar a estados y pueblos a los que no les gusta esta solución; Mientras tanto, el objetivo final de Putin es no tener estados democráticos en sus fronteras para evitar contagios peligrosos con la población rusa, ya muy descontenta con el estado de cosas, este es el objetivo principal, el segundo, el oficial, de negar la presencia de la Alianza Atlántica en sus fronteras puede tener justificaciones estratégicas que no concilian con la autodeterminación de las naciones soberanas. Esto por sí solo sería suficiente para superar las perplejidades europeas de carácter económico: el avance ruso, eso sí, en las fronteras de la Unión es un factor de peligrosa desestabilización del orden europeo, especialmente con estados dentro de la Unión donde soplan sentimientos antidemocráticos, que Bruselas ya no debería tolerar. A pesar de todas las dudas legítimas, Europa debería apoyar con fuerza a Estados Unidos para contener a Putin y precisamente la falta de esta convicción determina su marginalidad, que no podrá superarse mientras se mantengan estas posiciones demasiado tímidas y moderadas contra la prevaricación de la democracia.

In der ukrainischen Frage ist Europa marginal

In der ukrainischen Situation spielt die Europäische Union keine führende Rolle, da die Gespräche, die Putin regelmäßig mit den USA und der Atlantischen Allianz führt, ausgeschlossen sind. Diese Situation der Marginalisierung ist verständlich, wenn man sich Putins Gründe vor Augen führt, der bewusst keine anderen Protagonisten in der Nähe der Vereinigten Staaten am Verhandlungstisch haben will und gleichzeitig sein Werk der Spaltung westlicher Verbündeter fortsetzt, aber die fehlende Beteiligung weiterführt die Seite Washingtons, die Brüssel zur Teilnahme an den Verhandlungen verpflichten sollte, erscheint sehr ernst. Zu der Frage können Hypothesen aufgestellt werden, die, wenn sie zutreffen, zu einer schwierigen Situation zwischen den beiden Parteien führen könnten. Zunächst einmal ist es bemerkenswert, dass weder die USA noch das Atlantische Bündnis die Notwendigkeit einer europäischen Präsenz verspürten: Man muss an den Unmut beider Seiten denken, die den Wunsch hegten, eine direkt von der Europäischen Union gebildete Streitmacht zu schaffen in Übersee als Alternative zum Atlantischen Bündnis und damit zum amerikanischen Einfluss interpretiert, sowohl aus strategischer, politischer als auch aus wirtschaftlicher Sicht angesichts des großen Spiels militärischer Ordnungen, das auf dem Spiel steht; Deutschland versucht jedoch immer noch, wieder ins diplomatische Spiel einzusteigen, indem es den Zwischenstopp des US-Außenministers nutzt und auch Frankreich und Großbritannien einbezieht. Berlin spielt mit diesem Manöver jedoch ein einziges Spiel, das von einer wünschenswerten europäischen Aktion abhakt. Gewiss anzuerkennen, dass die zentrale Frage der Aufrechterhaltung von Ordnung und Frieden eine wesentliche Frage für Europa ist, scheint dies eine ausgemachte Sache zu sein, die nichts anderes tut, als die Marginalität der Union zu erneuern. Obwohl Europa eine herausragende Rolle anstrebt, schien die deutsche Strategie eine Mischung aus dilettantischem Versuch und riskantem Manöver zu sein. Frankreich hätte die Absicht, dass die Union eigene diplomatische Schritte gegen Moskau unternimmt, aber es besteht die Befürchtung, dass die Vereinigten Staaten diese alternative Initiative nicht mögen und dass der Mangel an europäischer Verhandlungsstärke gegenüber Russland eine Initiative mit sich bringt wenige praktische Konsequenzen, aber mit sehr negativen politischen Auswirkungen. Andererseits sind die Absichten gegenüber Russland im Falle einer Invasion der Ukraine sehr unterschiedlich: Wenn Washington auch nur eine militärische Reaktion favorisiert, selbst wenn Waffenlieferungen an Kiew und schwere Wirtschaftssanktionen vorausgehen, konzentriert sich Europa ausschließlich auf Dialog, weil es aufgrund der wirtschaftlichen Verflechtungen und der Abhängigkeit von Energielieferungen aus dem russischen Land zu sehr in Sanktionen gegen Moskau verwickelt ist. Europa befindet sich aufgrund des chronischen Mangels an Außen- und Wirtschaftspolitik, insbesondere in der Frage der Energieversorgung, in einer Pattsituation, die jeden möglichen Schritt betrifft. Die Vereinigten Staaten selbst bewegen sich mit äußerster Vorsicht, eine Haltung, die von Putin, der die Konfrontation weiterhin auf besorgniserregende Weise angeht, mit Schwäche verwechselt werden könnte. Russland wurde zu viel Handlungsspielraum gelassen, die Behauptung seines Einflussbereichs über die Gebiete, die zum ehemaligen Sowjetreich gehörten, mag verständlich sein, aber es ist nicht hinnehmbar, Staaten und Völker zu zwingen, die diese Lösung nicht mögen; In der Zwischenzeit ist Putins oberstes Ziel nicht, demokratische Staaten an seinen Grenzen zu haben, um gefährliche Ansteckungen mit der russischen Bevölkerung zu vermeiden, die bereits sehr unzufrieden mit der Lage der Dinge ist, dies ist das primäre Ziel, das zweite, das offizielle, die Anwesenheit zu verweigern Das Atlantische Bündnis kann an seinen Grenzen strategische Begründungen haben, die mit der Selbstbestimmung souveräner Nationen nicht vereinbar sind. Dies allein würde ausreichen, um europäische Verwirrungen wirtschaftlicher Art zu überwinden: Der russische Vormarsch, ja, an den Grenzen der Union, ist ein Faktor gefährlicher Destabilisierung der europäischen Ordnung, insbesondere bei Staaten innerhalb der Union, in denen undemokratische Gefühle wehen, die Brüssel nicht länger dulden sollte. Trotz aller berechtigten Zweifel sollte Europa die Vereinigten Staaten nachdrücklich dabei unterstützen, Putin einzudämmen, und gerade das Fehlen dieser Überzeugung bestimmt seine Marginalität, die nicht überwunden werden kann, solange diese zu schüchternen und gemäßigten Positionen gegen Ausflüchte der Demokratie beibehalten werden.

Dans la question ukrainienne, l’Europe est marginale

Dans la situation ukrainienne, l’Union européenne ne joue pas un rôle de premier plan en raison de l’exclusion des pourparlers que Poutine tient régulièrement avec les États-Unis et l’Alliance atlantique. Cette situation de marginalisation est compréhensible si l’on considère les raisons de Poutine, qui intentionnellement ne veut pas d’autres protagonistes proches des États-Unis à la table des négociations et, en même temps, poursuit son travail de division des alliés occidentaux, mais le manque d’implication sur la part de Washington, qui devait obliger Bruxelles à assister aux négociations, apparaît très sérieuse. Sur la question, des hypothèses peuvent être émises, qui, si elles sont vraies, pourraient conduire à une situation difficile entre les deux parties. Tout d’abord, il est singulier que ni les États-Unis ni l’Alliance atlantique n’aient ressenti le besoin d’une présence européenne : on ne peut que penser au ressentiment des deux parties face à la volonté de créer une force armée directement constituée par l’Union européenne, qui était interprété outre-mer comme une alternative à l’Alliance atlantique et donc à l’influence américaine, tant d’un point de vue stratégique, politique qu’économique, compte tenu du grand jeu d’ordres militaires qui est en jeu ; cependant, l’Allemagne tente toujours de se remettre dans le jeu diplomatique, profitant de l’escale du secrétaire d’Etat américain et impliquant également la France et le Royaume-Uni. Berlin, avec cette manœuvre, joue pourtant un jeu unique, décroché par une action européenne désirable. Certes, reconnaître que la question centrale est le maintien de l’ordre et la paix est une question essentielle pour l’Europe, cela semble aller de soi, ce qui ne fait que renouveler la marginalité de l’Union. Bien que l’Europe aspire à un rôle de premier plan, la stratégie allemande apparaît comme un croisement entre une tentative d’amateur et une manœuvre risquée. La France aurait l’intention de voir l’Union mener sa propre action diplomatique auprès de Moscou, mais la crainte est que les États-Unis n’apprécient pas cette initiative alternative et que le manque de force de négociation européenne vis-à-vis de la Russie, détermine une initiative avec peu de conséquences pratiques mais avec des répercussions politiques très négatives. En revanche, les intentions envers la Russie, en cas d’invasion de l’Ukraine, sont très différentes : si Washington en vient même à privilégier une réponse militaire, fût-elle précédée de livraisons d’armes à Kiev et de lourdes sanctions économiques, l’Europe se concentre exclusivement sur le dialogue, car il est trop impliqué dans les sanctions contre Moscou en raison des liens économiques et de la dépendance vis-à-vis des approvisionnements énergétiques en provenance du pays russe. L’Europe se retrouve dans une impasse due à l’absence chronique d’une politique étrangère et économique, notamment insuffisante sur la question de l’approvisionnement énergétique, qui affecte tous les mouvements possibles. Les États-Unis eux-mêmes avancent avec la plus grande prudence, une attitude qui pourrait être confondue avec de la faiblesse par Poutine, qui continue d’aborder la confrontation de manière inquiétante. On a laissé trop de liberté de manœuvre à la Russie, revendiquer sa zone d’influence sur les territoires qui appartenaient à l’ancien empire soviétique est peut-être compréhensible, mais il n’est pas tolérable de forcer les États et les peuples qui n’aiment pas cette solution ; En attendant, le but ultime de Poutine n’est pas d’avoir des Etats démocratiques à ses frontières pour éviter des contagions dangereuses avec la population russe, déjà très insatisfaite de la situation, c’est l’objectif premier, le second, l’officiel, de refuser la présence de l’Alliance atlantique à ses frontières peut avoir des justifications stratégiques qui ne se concilient pas avec l’autodétermination des nations souveraines. Cela suffirait à lui seul à surmonter les perplexités européennes d’ordre économique : l’avancée russe, cela oui, aux frontières de l’Union est un facteur de déstabilisation dangereuse de l’ordre européen, surtout avec des États au sein de l’Union où soufflent des sentiments antidémocratiques, que Bruxelles ne devrait plus tolérer. Malgré tous les doutes légitimes, l’Europe devrait fortement soutenir les États-Unis pour contenir Poutine et précisément l’absence de cette conviction détermine sa marginalité, qui ne pourra être surmontée tant que seront maintenues ces positions trop timides et modérées contre les atermoiements de la démocratie.

Na questão ucraniana, a Europa é marginal

Na situação ucraniana, a União Europeia não desempenha um papel de liderança devido à exclusão das conversações que Putin mantém regularmente com os EUA e a Aliança Atlântica. Essa situação de marginalização é compreensível se considerarmos as razões de Putin, que intencionalmente não quer outros protagonistas próximos aos Estados Unidos na mesa de negociações e, ao mesmo tempo, continua em seu trabalho de dividir aliados ocidentais, mas a falta de envolvimento em a parte de Washington, que deveria exigir a presença de Bruxelas nas negociações, parece muito séria. Sobre a questão, podem ser feitas hipóteses que, se verdadeiras, podem levar a uma situação difícil entre as duas partes. Em primeiro lugar, é singular que nem os EUA nem a Aliança Atlântica sentissem necessidade de uma presença europeia: não se pode deixar de pensar no ressentimento de ambas as partes pelo desejo de criar uma força armada constituída directamente pela União Europeia, que foi interpretada no exterior como alternativa à Aliança Atlântica e, portanto, à influência americana, tanto do ponto de vista estratégico, político e também econômico, dado o grande jogo de ordens militares que está em jogo; no entanto, a Alemanha ainda tenta voltar ao jogo diplomático, aproveitando a passagem do secretário de Estado norte-americano e envolvendo também a França e o Reino Unido. Berlim, com essa manobra, porém, joga um único jogo, desvinculado de uma desejável ação europeia. Certamente reconhecendo que a questão central é a manutenção da ordem e da paz é uma questão essencial para a Europa, parece uma conclusão precipitada, que não faz nada além de renovar a marginalidade da União. Embora a Europa aspire a um papel de destaque, a estratégia alemã parecia ser um cruzamento entre uma tentativa amadora e uma manobra arriscada. A França teria a intenção de que a União tomasse sua própria ação diplomática em relação a Moscou, mas o temor é que os Estados Unidos não gostem dessa iniciativa alternativa e que a falta de poder de barganha europeu em relação à Rússia determine uma iniciativa com poucas consequências práticas, mas com repercussões políticas muito negativas. Por outro lado, as intenções em relação à Rússia, no caso de uma invasão da Ucrânia, são muito diferentes: se Washington chega a favorecer uma resposta militar, mesmo que precedida de fornecimento de armas a Kiev e pesadas sanções econômicas, a Europa se concentra exclusivamente sobre o diálogo, porque está demasiado envolvido em quaisquer sanções contra Moscovo devido aos laços económicos e à dependência do fornecimento de energia proveniente do país russo. A Europa encontra-se num impasse devido à crônica falta de uma política externa e econômica, especialmente insuficiente na questão do abastecimento de energia, que afeta todos os movimentos possíveis. Os próprios Estados Unidos estão se movendo com a maior cautela, atitude que pode ser confundida com fraqueza por Putin, que continua abordando o confronto de forma preocupante. A Rússia ficou com muita liberdade de manobra, alegando que sua área de influência sobre os territórios que pertenciam ao antigo império soviético pode ser compreensível, mas não é tolerável forçar estados e povos que não gostem dessa solução; Enquanto isso, o objetivo final de Putin não é ter estados democráticos em suas fronteiras para evitar contágios perigosos com a população russa, já muito insatisfeita com o estado das coisas, este é o objetivo principal, o segundo, o oficial, de recusar a presença de a Aliança Atlântica em suas fronteiras pode ter justificativas estratégicas que não se conciliam com a autodeterminação das nações soberanas. Só isso bastaria para superar as perplexidades europeias de cunho econômico: o avanço russo, que sim, nas fronteiras da União é um fator de desestabilização perigosa da ordem europeia, especialmente com Estados dentro da União onde sopram sentimentos antidemocráticos, que Bruxelas já não deveria tolerar. Apesar de todas as dúvidas legítimas, a Europa deve apoiar fortemente os Estados Unidos para conter Putin e justamente a falta dessa convicção determina sua marginalidade, que não pode ser superada enquanto essas posições demasiado tímidas e moderadas contra a prevaricação da democracia forem mantidas.

В украинском вопросе Европа маргинальна

В украинской ситуации Европейский союз не играет ведущей роли из-за исключения переговоров, которые Путин регулярно проводит с США и Атлантическим альянсом. Эта ситуация маргинализации понятна, если принять во внимание причины Путина, который намеренно не хочет, чтобы за столом переговоров находились другие протагонисты, близкие к США, и в то же время продолжает свою работу по расколу западных союзников, но отсутствие вовлеченности в со стороны Вашингтона, который должен был потребовать участия Брюсселя в переговорах, видится очень серьезным. По этому вопросу могут быть выдвинуты гипотезы, которые, если они верны, могут привести к сложной ситуации между двумя сторонами. Во-первых, примечательно, что ни США, ни Североатлантический альянс не испытывали потребности в европейском присутствии: нельзя не вспомнить о негодовании обеих сторон за стремление создать вооруженную силу, непосредственно составленную Европейским Союзом, которая была интерпретируется за границей как альтернатива Атлантическому альянсу и, следовательно, американскому влиянию, как со стратегической, политической, так и с экономической точек зрения, учитывая большую игру военных заказов, которая поставлена ​​на карту; однако Германия все еще пытается вернуться в дипломатическую игру, пользуясь остановкой в ​​пути госсекретаря США, а также вовлекая Францию ​​и Великобританию. Берлин этим маневром, однако, играет в единственную игру, оторвавшись от желательного европейского действия. Конечно, признание того, что центральным вопросом является поддержание порядка и мира, является существенным вопросом для Европы, кажется предрешенным выводом, который не делает ничего, кроме возобновления маргинальности Союза. Хотя Европа претендует на видную роль, немецкая стратегия оказалась чем-то средним между дилетантской попыткой и рискованным маневром. Франция хотела бы, чтобы Союз предпринял свои собственные дипломатические действия в отношении Москвы, но есть опасения, что Соединенным Штатам не нравится эта альтернативная инициатива и что отсутствие силы Европы в переговорах с Россией определяет инициативу с мало практических последствий, но с очень негативными политическими последствиями. С другой стороны, намерения в отношении России, в случае вторжения на Украину, совсем другие: если Вашингтон даже выступит за военный ответ, пусть ему будут предшествовать поставки оружия Киеву и жесткие экономические санкции, то Европа ориентируется исключительно на диалог, потому что слишком вовлечена в какие-либо санкции против Москвы из-за экономических связей и зависимости от энергопоставок, поступающих из российской страны. Европа оказалась в безвыходном положении из-за хронического отсутствия внешней и экономической политики, особенно недостаточной в вопросе поставок энергоносителей, от которых зависят все возможные ходы. Сами Соединенные Штаты действуют с предельной осторожностью, что может быть ошибочно принято Путиным за слабость, поскольку он продолжает относиться к конфронтации с тревогой. России оставлено слишком много свободы маневра, претензия на свою зону влияния над территориями, входившими в состав бывшей советской империи, может быть и понятно, но недопустимо навязывать государства и народы, которым это решение не нравится; Между тем, конечная цель Путина – не иметь у своих границ демократических государств, чтобы избежать опасных зараз с русским населением, и без того очень недовольным положением дел, это первейшая цель, вторая, официальная, – отказ от присутствия Атлантический альянс на своих границах может иметь стратегические оправдания, которые не согласуются с самоопределением суверенных наций. Одного этого было бы достаточно, чтобы преодолеть европейские недоумения экономического характера: продвижение России, что да, у границ Союза, является фактором опасной дестабилизации европейского порядка, особенно с государствами внутри Союза, где веют недемократические чувства, чего Брюссель больше не должен терпеть. Несмотря на все законные сомнения, Европа должна всячески поддерживать США в сдерживании Путина, и именно отсутствие этой убежденности определяет его маргинальность, которую невозможно преодолеть, пока сохраняются эти слишком робкие и умеренные позиции против уклонения от демократии.

在烏克蘭問題上,歐洲處於邊緣地位

在烏克蘭局勢中,由於排除了普京與美國和大西洋聯盟定期舉行的會談,歐盟沒有發揮主導作用。如果我們考慮普京的原因,這種邊緣化的情況是可以理解的,他故意不希望其他接近美國的主角在談判桌上,同時繼續分裂西方盟友的工作,但缺乏參與華盛頓方面要求布魯塞爾參加談判,顯得很嚴肅。在這個問題上,可以做出假設,如果假設屬實,可能會導致雙方之間的困境。首先,美國和大西洋聯盟都沒有感覺到歐洲存在的必要性,這一點很奇怪:人們不得不想到雙方對建立一支由歐盟直接組成的武裝部隊的願望的不滿,這是從戰略、政治和經濟的角度來看,海外被解釋為大西洋聯盟的替代品,因此美國的影響力,考慮到軍事秩序的巨大博弈處於危險之中;然而,德國仍在試圖重新回到外交遊戲中,利用美國國務卿中途停留的機會,還將法國和英國捲入其中。然而,柏林通過這種策略只玩了一場遊戲,並沒有被理想的歐洲行動所吸引。當然,承認核心問題是維持秩序與和平對歐洲來說是一個基本問題,這似乎已成定局,這只會更新歐盟的邊緣地位。儘管歐洲渴望發揮重要作用,但德國的戰略似乎介於業餘嘗試和冒險策略之間。法國本來打算讓歐盟對莫斯科採取自己的外交行動,但擔心的是美國不喜歡這種替代性舉措,而且歐洲缺乏與俄羅斯討價還價的實力,決定了一項與實際後果很少,但會產生非常負面的政治影響。另一方面,如果入侵烏克蘭,對俄羅斯的意圖則大不相同:如果華盛頓甚至支持軍事回應,即使在向基輔提供武器和嚴厲的經濟制裁之前,歐洲也只會專注於關於對話,因為由於經濟聯繫和對來自俄羅斯國家的能源供應的依賴,它過多地參與了對莫斯科的任何制裁。由於長期缺乏外交和經濟政策,特別是在能源供應問題上的不足,歐洲陷入了僵局,這影響了一切可能的舉措。美國本身正在極其謹慎地採取行動,這種態度可能會被普京誤認為是軟弱,他繼續以令人擔憂的方式處理對抗。俄羅斯被留給了太多的機動自由,聲稱其對屬於前蘇聯帝國的領土的影響範圍可能是可以理解的,但強迫不喜歡這種解決方案的國家和人民是不能容忍的;同時,普京的最終目標不是在其邊界上建立民主國家,以避免與已經對事態非常不滿的俄羅斯民眾的危險傳染,這是主要目標,第二個,官方目標,拒絕存在大西洋聯盟在其邊界上的戰略理由可能與主權國家的自決不一致。僅這一點就足以克服歐洲經濟性質的困惑:俄羅斯的進步,是的,在歐盟邊界是歐洲秩序危險的不穩定因素,特別是在歐盟內部那些情緒變得不民主的國家,布魯塞爾不應再容忍這種情況。儘管存在所有合理的疑慮,但歐洲應該強烈支持美國遏制普京,正是缺乏這種信念決定了他的邊緣地位,只要保持這些反對推諉的過於膽怯和溫和的民主立場,就無法克服這一點。

ウクライナの質問では、ヨーロッパは限界です

ウクライナの状況では、プーチンが米国と大西洋同盟と定期的に開催している交渉が除外されているため、欧州連合は主導的な役割を果たしていません。この周縁化の状況は、プーチンの理由を考えれば理解できます。プーチンは、交渉の席で他の主人公を意図的に米国に近づけたくないと同時に、西側の同盟国を分割するという彼の仕事を続けていますが、ブリュッセルに交渉への出席を要求することになっていたワシントンの部分は、非常に深刻に見えます。質問については、仮説を立てることができます。それが真実である場合、2者間の困難な状況につながる可能性があります。まず第一に、米国も大西洋同盟も欧州の存在の必要性を感じていなかったのは珍しいことです。欧州連合によって直接構成された軍隊を作りたいという両当事者の憤慨を考えざるを得ません。危機に瀕している軍事秩序の素晴らしいゲームを考えると、戦略的、政治的、そして経済的観点の両方から、海外で大西洋同盟、したがってアメリカの影響力に代わるものとして解釈されます。しかし、ドイツは依然として外交ゲームに復帰しようとしており、米国国務長官の途中降機を利用し、フランスと英国も関与しています。しかし、ベルリンはこの作戦で、望ましいヨーロッパの行動に夢中にならない単一のゲームをプレイします。確かに、中心的な問題は秩序の維持であり、平和はヨーロッパにとって不可欠な問題であることを認識しているので、それは当然の結論のようであり、それは連合の限界を更新するだけです。ヨーロッパは卓越した役割を目指していますが、ドイツの戦略は、アマチュア的な試みと危険な作戦の間のクロスであるように見えました。フランスは、連合にモスクワに対して独自の外交行動をとらせる意図を持っているだろうが、米国がこの代替イニシアチブを好まないこと、そしてロシアに対するヨーロッパの交渉力の欠如がイニシアチブを決定することを恐れている。いくつかの実際的な結果がありますが、非常に否定的な政治的影響があります。一方、ウクライナ侵攻の際のロシアに対する意図は大きく異なります。キエフへの武器供給と重い経済制裁が先行したとしても、ワシントンが軍事的対応を支持するようになった場合、ヨーロッパは専ら焦点を合わせます。なぜなら、それは経済的結びつきとロシア国から到着するエネルギー供給への依存のためにモスクワに対する制裁にあまりにも関与しているからです。ヨーロッパは、外国および経済政策の慢性的な欠如、特にあらゆる可能な動きに影響を与えるエネルギー供給の問題について不十分であるため、膠着状態に陥っています。米国自体は細心の注意を払って動いており、プーチンは不安な態度で対立に取り組み続けているため、弱点と誤解される可能性があります。ロシアは、旧ソビエト帝国に属していた領土に影響を及ぼしている地域は理解できるかもしれないと主張して、操縦の自由があまりにも多く残されていますが、この解決策を好まない国や人々を強制することは許容できません。一方、プーチンの究極の目標は、ロシア国民との危険な伝染を回避するために国境に民主主義国家を持たないことであり、すでに情勢に非常に不満を持っています。これは、その国境にある大西洋同盟は、主権国家の自己決定と調和しない戦略的正当性を持っているかもしれません。これだけで、経済的性質のヨーロッパの困惑を克服するのに十分です:ロシアの進歩、そうです、連合の国境では、特に感情が非民主的に吹いている連合内の州では、ヨーロッパの秩序の危険な不安定化の要因です、ブリュッセルはもはや容認すべきではありません。すべての正当な疑念にもかかわらず、ヨーロッパはプーチンを封じ込めるために米国を強く支持すべきであり、正確にこの信念の欠如が彼の限界を決定します。

في المسألة الأوكرانية ، أوروبا هامشية

في ظل الوضع الأوكراني ، لا يلعب الاتحاد الأوروبي دورًا رائدًا بسبب استبعاد المحادثات التي يجريها بوتين بانتظام مع الولايات المتحدة وحلف شمال الأطلسي. يمكن فهم حالة التهميش هذه إذا أخذنا في الاعتبار أسباب بوتين ، الذي لا يريد عن قصد أن يجلس أبطال آخرون مقربون من الولايات المتحدة إلى طاولة المفاوضات ، وفي الوقت نفسه ، يواصل عمله في تقسيم الحلفاء الغربيين ، ولكن عدم المشاركة في الجزء الخاص بواشنطن ، الذي كان سيطلب من بروكسل حضور المفاوضات ، يبدو جادًا للغاية. فيما يتعلق بالمسألة ، يمكن وضع الفرضيات ، والتي إذا كانت صحيحة يمكن أن تؤدي إلى وضع صعب بين الطرفين. بادئ ذي بدء ، من المفرد أن لا الولايات المتحدة ولا الحلف الأطلسي شعروا بالحاجة إلى وجود أوروبي: لا يسع المرء إلا أن يفكر في استياء كلا الطرفين من الرغبة في إنشاء قوة مسلحة تشكل مباشرة من قبل الاتحاد الأوروبي ، والذي كان يُفسر في الخارج على أنه بديل للحلف الأطلسي وبالتالي للنفوذ الأمريكي ، من وجهة نظر استراتيجية وسياسية واقتصادية أيضًا ، نظرًا للعبة الكبرى للأوامر العسكرية التي هي على المحك ؛ ومع ذلك ، لا تزال ألمانيا تحاول العودة إلى اللعبة الدبلوماسية ، مستفيدة من توقف وزيرة الخارجية الأمريكية وكذلك إشراك فرنسا والمملكة المتحدة. لكن برلين ، بهذه المناورة ، تلعب لعبة واحدة ، غير مدروسة بفعل أوروبي مرغوب فيه. من المؤكد أن الاعتراف بأن السؤال المركزي هو الحفاظ على النظام والسلام هو سؤال أساسي لأوروبا ، ويبدو أنه نتيجة مفروضة ، والتي لا تفعل شيئًا سوى تجديد هامشية الاتحاد. على الرغم من أن أوروبا تطمح إلى دور بارز ، إلا أن الاستراتيجية الألمانية بدت وكأنها تقاطع بين محاولة هواة ومناورة محفوفة بالمخاطر. قد تنوي فرنسا أن يتخذ الاتحاد إجراءات دبلوماسية خاصة به تجاه موسكو ، لكن الخوف هو أن الولايات المتحدة لا تحب هذه المبادرة البديلة وأن الافتقار إلى قوة المساومة الأوروبية في مواجهة روسيا ، هو الذي يحدد مبادرة مع القليل من النتائج العملية ولكن مع تداعيات سياسية سلبية للغاية. من ناحية أخرى ، فإن النوايا تجاه روسيا ، في حالة غزو أوكرانيا ، مختلفة تمامًا: إذا كانت واشنطن تفضل الرد العسكري ، حتى لو سبقتها إمدادات الأسلحة إلى كييف وعقوبات اقتصادية شديدة ، فإن أوروبا تركز بشكل حصري حول الحوار ، لأنها متورطة للغاية في أي عقوبات ضد موسكو بسبب العلاقات الاقتصادية والاعتماد على إمدادات الطاقة القادمة من الدولة الروسية. تجد أوروبا نفسها في مأزق بسبب الافتقار المزمن إلى سياسة خارجية واقتصادية ، خاصة أنها غير كافية بشأن مسألة إمدادات الطاقة ، والتي تؤثر على كل خطوة ممكنة. تتحرك الولايات المتحدة نفسها بأقصى درجات الحذر ، وهو موقف يمكن أن يخطئ بوتين في اعتقاده بأنه ضعف ، الذي يواصل التعامل مع المواجهة بطريقة مقلقة. لقد تُرِكَت روسيا قدرًا كبيرًا من حرية المناورة ، زاعمة أن منطقة نفوذها على الأراضي التي كانت تنتمي إلى الإمبراطورية السوفيتية السابقة قد تكون مفهومة ، لكن لا يجوز إجبار الدول والشعوب التي لا تحب هذا الحل ؛ وفي الوقت نفسه ، لا يتمثل هدف بوتين النهائي في وجود دول ديمقراطية على حدودها لتجنب العدوى الخطيرة مع السكان الروس ، الذين هم بالفعل غير راضين جدًا عن الوضع ، فهذا هو الهدف الأساسي ، والثاني ، الهدف الرسمي ، وهو رفض وجود قد يكون لحلف الأطلسي على حدوده مبررات استراتيجية لا تتفق مع تقرير مصير الدول ذات السيادة. سيكون هذا وحده كافياً للتغلب على الارتباك الأوروبي ذي الطبيعة الاقتصادية: التقدم الروسي ، هذا نعم ، على حدود الاتحاد هو عامل خطير لزعزعة استقرار النظام الأوروبي ، خاصة مع دول داخل الاتحاد حيث تنفجر مشاعر غير ديمقراطية ، وهو ما لا ينبغي لبروكسل أن تتحمله بعد الآن. على الرغم من كل الشكوك المشروعة ، يجب على أوروبا أن تدعم بقوة الولايات المتحدة لاحتواء بوتين ، وعلى وجه التحديد فإن الافتقار إلى هذه القناعة يحدد هامشيته ، التي لا يمكن التغلب عليها طالما تم الحفاظ على هذه المواقف الخجولة والمعتدلة للغاية ضد المراوغة للديمقراطية.

Nella questione ucraina, l’Europa è marginale

All’interno della situazione ucraina, l’Unione Europea non sta interpretando un ruolo da protagonista a causa dell’esclusione dei colloqui che Putin tiene regolarmente con gli USA e l’Alleanza Atlantica. Questa di situazione di emarginazione è comprensibile se si considerano le ragioni di Putin, che non vuole intenzionalmente altri protagonisti vicini agli Stati Uniti al tavolo delle trattative e, nel contempo, continua nella sua opera di divisione degli alleati occidentali, ma il mancato coinvolgimento da parte di Washington, che doveva esigere la presenza di Bruxelles ai negoziati, appare molto grave. Sulla questione si possono fare delle ipotesi, che se vere potrebbero portare ad una situazione difficile tra le due parti. Innanzitutto è singolare che ne gli USA e neppure l’Alleanza Atlantica abbiano sentito il bisogno della presenza europea: non si può non pensare al risentimento di entrambi i soggetti per la volontà di creare una forza armata direttamente costituita dall’Unione Europea, che è stata interpretata oltre oceano come una alternativa all’Alleanza Atlantica e quindi alla influenza americana, sia dal punto di vista strategico, che politico ed anche economico, visto la grande partita delle commesse militari che è in gioco; tuttavia la Germania cerca comunque di rientrare nella partita diplomatica, approfittando dello scalo del Segretario di stato americano e coinvolgendo anche Francia e Regno Unito. Berlino, con questa manovra, gioca, però, una partita singola, sganciata da una auspicabile azione europea. Certo riconoscere che la questione centrale è il mantenimento dell’ordine e della pace è una questione essenziale per l’Europa, appare un fatto scontato, che non fa altro che rinnovare la marginalità dell’Unione. Sebbene l’Europa abbia l’aspirazione di un ruolo di rilievo, la strategia tedesca è apparsa una via di mezzo tra tentativo dilettantesco e manovra azzardata. La Francia avrebbe l’intenzione di fare intraprendere una propria azione diplomatica all’Unione nei confronti di Mosca, ma il timore è che gli Stati Uniti non gradiscano questa iniziativa alternativa e che la scarsa forza contrattuale europea di fronte alla Russia, determini una iniziativa con scarse conseguenze pratiche ma con ricadute politiche molto negative. D’altra parte le intenzioni nei confronti della Russia, in caso di invasione dell’Ucraina, sono molto differenti: se Washington arriva a propendere addirittura per una risposta militare, anche se preceduta da forniture di armi verso Kiev e pesanti sanzioni economiche, l’Europa punta esclusivamente sul dialogo, perché troppo coinvolta da eventuali sanzioni contro Mosca a causa dei legami economici e della dipendenza delle forniture energetiche che arrivano dal paese russo. L’Europa si trova in una situazione di stallo a causa della mancanza cronica di una politica estera ed economica, specialmente insufficiente sul tema degli approvvigionamenti energetici, che ne condizionano ogni possibile mossa. Gli stessi Stati Uniti si stanno muovendo con la massima cautela, atteggiamento che potrebbe essere scambiato per debolezza da Putin, che continua ad avvicinarsi in modo preoccupante allo scontro. Alla Russia è stata lasciata troppa libertà di manovra, rivendicare la propria area di influenza sui territori che appartenevano all’ex impero sovietico può essere comprensibile, ma non è tollerabile costringere stati e popoli che non gradiscono questa soluzione; intanto il fine ultimo di Putin è quello di non avere stati democratici sui propri confini per evitare pericolosi contagi con la popolazione russa, già molto insoddisfatta dello stato di cose, questo è l’obiettivo primario, il secondo, quello ufficiale, di rifiutare la presenza dell’Alleanza Atlantica sui propri confini può avere giustificazioni strategiche che non si conciliano con l’autodeterminazione delle nazioni sovrane. Basterebbe solo questo per superare perplessità di ordine economico da parte degli europei: l’avanzata russa, quella si, ai confini dell’Unione è un fattore di pericolosa destabilizzazione dell’assetto europeo, soprattutto con stati all’interno dell’Unione dove spirano sentimenti antidemocratici, che Bruxelles non dovrebbe più tollerare. Pur con tutti i dubbi legittimi, l’Europa dovrebbe affiancare in maniera convinta gli Stati Uniti per contenere Putin e proprio la mancanza di questa convinzione ne determina la marginalità, che non potrà essere superata finché verranno mantenute queste posizioni troppo timide e moderate contro la prevaricazione della democrazia.