The Atlantic Alliance seeks reorganization after the Trump presidency

With the Trump parenthesis closed, the Atlantic Alliance seeks internal reorganization, especially financial, to be able to return to being a major player in a world scenario deemed highly unstable. The situation that offers the establishment of the Biden White House appears particularly favorable to stimulate a different approach on the part of the members of the Atlantic Alliance, after the real risk of a downsizing of the main Western defense system with the previous president. . The first proposal that should come from the Secretary General will be to increase the organization’s budget, a solution that only apparently follows what has long been pursued first by Obama and then by Trump. Both Biden’s predecessors failed to do so because the request was for a simple contribution increase, without incentives and fees for European states. The novelty of the new proposal is based, first of all, on a contribution rate fixed on the gross domestic product of each individual country; the total amount will have to finance a common fund from which to draw for the financing of the missions, up to now, however, financed by the coffers of each individual state. Thus, a mutuality would be introduced that would favor greater integration and more consistent participation in the activities of the Atlantic Alliance: this approach would represent a particularly important innovation also with a view to greater sharing of objectives, eliminating organizational difficulties. A greater distribution of costs would allow greater operational participation of each individual state and could allow the carrying out of periodic tests capable of identifying and correcting the weaknesses of the western defensive system. Increasing joint exercises, thanks to overcoming the cost obstacle, would mean greater operational integration between the armed forces of the member countries, also allowing interchangeability, which, according to forecasts, could become an essential element for the supervision of the theaters of operations. . After the cold war where the enemy was only the Soviet Union and the countries of Eastern Europe, the evolution of international politics has presented a variety of scenarios that the United States alone can no longer control alone. An increasingly important role will be that of guarding the infrastructures of each member, which in new conflicts, even undeclared ones, increasingly represent potential tactical and strategic objectives, where to strike by opponents. In this perspective, private capital involvement is also considered, precisely because industries with their knowledge represent sensitive objectives. To pursue all these factors, a strengthening of Article 5 of the transatlantic treaty is also envisaged, which provides for mutual defense in the event of aggression: it is understood that for greater security, even beyond the military one, the request for an increase in the budget can be understood as legitimate. There is a potential contraindication to this ambitious plan: the European will for a common force, which, although it must be integrated into the Atlantic Alliance, should also have, at the same time, an independent character; this was thought precisely in conjunction with the Trump presidency, which seemed to want to put aside, or at least reduce, the Atlantic experience. The problem is not only of military integration but of spending on armaments, which Europe has decided to allocate to continental industry, avoiding spending on US industries. Beyond the good intentions of the Secretary General, the themes of the debate cannot deviate from the intentions of where the spending on weapons will be made. Any maintenance of the European will, however, will have to provide for an essential integration of the armament systems, which involves patents and building licenses. The fact remains that the starting assumptions, especially political ones, are extremely positive and this could decisively help overcome the present differences of a practical nature to the advantage of a more shared planning to achieve the set goals of the defensive purposes of the Atlantic Alliance.

La Alianza Atlántica busca reorganización tras la presidencia de Trump

Con el paréntesis de Trump cerrado, la Alianza Atlántica busca una reorganización interna, especialmente financiera, para poder volver a ser un actor importante en un escenario mundial considerado altamente inestable. La situación que ofrece el establecimiento de la Casa Blanca de Biden parece particularmente favorable para estimular un enfoque diferente por parte de los miembros de la Alianza Atlántica, tras el riesgo real de un recorte del principal sistema de defensa occidental con el anterior presidente. La primera propuesta que debería provenir del Secretario General será aumentar el presupuesto de la organización, una solución que solo aparentemente sigue lo que durante mucho tiempo ha perseguido primero Obama y luego Trump. Ambos predecesores de Biden no lo hicieron porque la solicitud era un simple aumento en la contribución, sin incentivos ni tarifas para los estados europeos. La novedad de la nueva propuesta se basa, en primer lugar, en una cuota de contribución fijada sobre el producto interior bruto de cada país; el monto total tendrá que financiar un fondo común del cual extraer para el financiamiento de las misiones, hasta ahora, sin embargo, financiado con las arcas de cada estado individual. Así, se introduciría una mutualidad que favorecería una mayor integración y una participación más consistente en las actividades de la Alianza Atlántica: este enfoque representaría una innovación particularmente importante también de cara a una mayor compartición de objetivos, eliminando dificultades organizativas. Una mayor distribución de costos permitiría una mayor participación operativa de cada estado individual y podría permitir la realización de pruebas periódicas capaces de identificar y corregir las debilidades del sistema defensivo occidental. Incrementar los ejercicios conjuntos, gracias a la superación del obstáculo del costo, significaría una mayor integración operativa entre las fuerzas armadas de los países miembros, permitiendo también la intercambiabilidad, que, según las previsiones, podría convertirse en un elemento fundamental para la supervisión de los teatros de operaciones. Después de la guerra fría, donde el enemigo era solo la Unión Soviética y los países de Europa del Este, la evolución de la política internacional ha presentado una variedad de escenarios que los Estados Unidos por sí solos ya no pueden controlar. Un papel cada vez más importante será el de velar por las infraestructuras de cada miembro, que en nuevos conflictos, incluso no declarados, representan cada vez más potenciales objetivos tácticos y estratégicos, donde golpear por parte de los oponentes. En esta perspectiva, también se considera la participación del capital privado, precisamente porque las industrias con su conocimiento representan objetivos sensibles. Para perseguir todos estos factores, también se contempla un fortalecimiento del artículo 5 del tratado transatlántico, que prevé la defensa mutua en caso de agresión: se entiende que para una mayor seguridad, extendida incluso más allá de la militar, la solicitud de aumento en el presupuesto puede entenderse como legítimo. Existe una posible contraindicación a este ambicioso plan: la voluntad europea de una fuerza común, que, si bien debe integrarse en la Alianza Atlántica, también debe tener, al mismo tiempo, un carácter independiente; esto se pensó precisamente en conjunto con la presidencia de Trump, que parecía querer dejar de lado, o al menos reducir, la experiencia atlántica. El problema no es solo de la integración militar sino del gasto en armamento, que Europa ha decidido destinar a la industria continental, evitando gastar en industrias estadounidenses. Más allá de las buenas intenciones del Secretario General, los temas del debate no pueden desviarse de las intenciones de dónde se hará el gasto en armas. Sin embargo, cualquier mantenimiento de la voluntad europea deberá prever una integración esencial de los sistemas de armamento, que implica patentes y licencias de construcción. Lo cierto es que los supuestos de partida, especialmente los políticos, son sumamente positivos y esto podría ayudar de manera decisiva a superar las diferencias actuales de carácter práctico en beneficio de una planificación más compartida para alcanzar los objetivos marcados en la defensa de la Alianza Atlántica.

Die Atlantische Allianz strebt nach der Trump-Präsidentschaft eine Umstrukturierung an

Mit der geschlossenen Trump-Klammer strebt die Atlantische Allianz eine interne Reorganisation an, insbesondere finanzielle, um in einem als höchst instabil geltenden Weltszenario wieder zu einem wichtigen Akteur zu werden. Die Situation, die die Errichtung des Weißen Hauses in Biden bietet, scheint besonders günstig zu sein, um einen anderen Ansatz der Mitglieder des Atlantischen Bündnisses zu fördern, nachdem das reale Risiko einer Verkleinerung des westlichen Hauptverteidigungssystems mit dem vorherigen Präsidenten besteht. Der erste Vorschlag, der vom Generalsekretär kommen sollte, wird darin bestehen, das Budget der Organisation zu erhöhen, eine Lösung, die offenbar nur dem folgt, was Obama und dann Trump seit langem verfolgt haben. Beide Vorgänger von Biden versäumten es, weil die Forderung nach einer einfachen Erhöhung des Beitrags ohne Anreize und Gebühren für die europäischen Staaten bestand. Die Neuheit des neuen Vorschlags beruht zunächst auf einer Beitragsquote, die auf das Bruttoinlandsprodukt jedes einzelnen Landes festgelegt ist. Der Gesamtbetrag muss einen gemeinsamen Fonds finanzieren, aus dem die Finanzierung der Missionen finanziert werden kann. Bisher wird er jedoch aus den Kassen jedes einzelnen Staates finanziert. Auf diese Weise würde eine Gegenseitigkeit eingeführt, die eine stärkere Integration und eine konsequentere Beteiligung an den Aktivitäten des Atlantischen Bündnisses begünstigen würde. Dieser Ansatz wäre eine besonders wichtige Neuerung, auch im Hinblick auf eine stärkere Aufteilung der Ziele und die Beseitigung organisatorischer Schwierigkeiten. Eine stärkere Kostenverteilung würde eine stärkere operative Beteiligung jedes einzelnen Staates ermöglichen und die Durchführung regelmäßiger Tests ermöglichen, mit denen die Schwächen des westlichen Verteidigungssystems identifiziert und behoben werden können. Eine verstärkte gemeinsame Übung würde dank der Überwindung des Kostenhindernisses eine stärkere operative Integration zwischen den Streitkräften der Mitgliedstaaten bedeuten und auch eine Austauschbarkeit ermöglichen, die nach Prognosen ein wesentliches Element für die Überwachung der Einsatzgebiete werden könnte. Nach dem Kalten Krieg, in dem der Feind nur die Sowjetunion und die osteuropäischen Länder waren, hat die Entwicklung der internationalen Politik eine Vielzahl von Szenarien präsentiert, die die Vereinigten Staaten allein nicht mehr allein kontrollieren können. Eine zunehmend wichtige Rolle wird die Bewachung der Infrastrukturen jedes Mitglieds sein, die in neuen Konflikten, auch in nicht deklarierten, zunehmend potenzielle taktische und strategische Ziele darstellen, auf die Gegner zuschlagen können. In dieser Perspektive wird auch die Beteiligung von privatem Kapital berücksichtigt, gerade weil Branchen mit ihrem Wissen sensible Ziele darstellen. Um all diesen Faktoren nachzugehen, ist auch eine Stärkung von Artikel 5 des Transatlantikvertrags vorgesehen, der im Falle einer Aggression eine gegenseitige Verteidigung vorsieht: Es wird davon ausgegangen, dass für eine größere Sicherheit, die über den militärischen hinausgeht, der Antrag auf Erhöhung gestellt wird im Haushalt kann als legitim verstanden werden. Es gibt eine mögliche Kontraindikation für diesen ehrgeizigen Plan: Der europäische Wille für eine gemeinsame Kraft, die, obwohl sie in das Atlantische Bündnis integriert werden muss, gleichzeitig einen unabhängigen Charakter haben sollte; Dies wurde genau in Verbindung mit der Trump-Präsidentschaft gedacht, die die atlantische Erfahrung beiseite legen oder zumindest reduzieren wollte. Das Problem besteht nicht nur in der militärischen Integration, sondern auch in den Rüstungsausgaben, die Europa beschlossen hat, der kontinentalen Industrie zuzuweisen, um Ausgaben für die US-Industrie zu vermeiden. Über die guten Absichten des Generalsekretärs hinaus können die Themen der Debatte nicht von den Absichten abweichen, wo die Ausgaben für Waffen getätigt werden. Jede Aufrechterhaltung des europäischen Willens muss jedoch eine wesentliche Integration der Rüstungssysteme vorsehen, die Patente und Baugenehmigungen umfasst. Es bleibt die Tatsache, dass die Ausgangsannahmen, insbesondere die politischen, äußerst positiv sind und dies entscheidend dazu beitragen könnte, die gegenwärtigen praktischen Unterschiede zum Vorteil einer gemeinsameren Planung zur Erreichung der für die Verteidigungszwecke des Atlantischen Bündnisses festgelegten Ziele zu überwinden.

L’Alliance atlantique cherche à se réorganiser après la présidence Trump

La parenthèse Trump fermée, l’Alliance atlantique cherche à se réorganiser en interne, notamment financière, pour pouvoir redevenir un acteur majeur dans un scénario mondial jugé hautement instable. La situation qu’offre la mise en place de la Maison-Blanche Biden apparaît particulièrement propice pour stimuler une approche différente de la part des membres de l’Alliance atlantique, après le risque réel d’une réduction des effectifs du principal système de défense occidental avec l’ancien président. La première proposition qui devrait émaner du secrétaire général sera d’augmenter le budget de l’organisation, une solution qui ne suit qu’apparemment ce qui a longtemps été poursuivi d’abord par Obama puis par Trump. Les deux prédécesseurs de Biden ne l’ont pas fait car la demande portait sur une simple augmentation de la contribution, sans incitations ni frais pour les États européens. La nouveauté de la nouvelle proposition repose, tout d’abord, sur un contingent de contribution fixé sur le produit intérieur brut de chaque pays; le montant total devra financer un fonds commun sur lequel puiser pour le financement des missions, jusqu’ici cependant financé par les caisses de chaque Etat. Ainsi, une mutualité serait instaurée qui favoriserait une plus grande intégration et une participation plus cohérente aux activités de l’Alliance atlantique: cette approche représenterait une innovation particulièrement importante également en vue d’un plus grand partage des objectifs, éliminant les difficultés d’organisation. Une plus grande répartition des coûts permettrait une plus grande participation opérationnelle de chaque État et pourrait permettre la réalisation d’essais périodiques capables d’identifier et de corriger les faiblesses du système défensif occidental. L’augmentation des exercices conjoints, grâce au dépassement de l’obstacle de coût, signifierait une plus grande intégration opérationnelle entre les forces armées des pays membres, permettant également l’interchangeabilité, qui, selon les prévisions, pourrait devenir un élément essentiel pour la supervision des théâtres d’opérations. Après la guerre froide où l’ennemi n’était que l’Union soviétique et les pays d’Europe de l’Est, l’évolution de la politique internationale a présenté une variété de scénarios que les États-Unis seuls ne peuvent plus contrôler seuls. Un rôle de plus en plus important sera celui de garder les infrastructures de chaque membre, qui dans les nouveaux conflits, même non déclarés, représentent de plus en plus des objectifs tactiques et stratégiques potentiels, où frapper par les adversaires. Dans cette perspective, l’implication du capital privé est également envisagée, précisément parce que les industries avec leurs connaissances représentent des objectifs sensibles. Pour poursuivre tous ces facteurs, un renforcement de l’article 5 du traité transatlantique est également envisagé, qui prévoit une défense mutuelle en cas d’agression: il est entendu que pour une plus grande sécurité, même au-delà de la sécurité militaire, la demande d’augmentation dans le budget peut être compris comme légitime. Il existe une contre-indication potentielle à ce plan ambitieux: la volonté européenne d’une force commune qui, bien qu’elle doive être intégrée à l’Alliance atlantique, devrait également avoir, en même temps, un caractère indépendant; cela a été pensé précisément en conjonction avec la présidence Trump, qui semblait vouloir mettre de côté, ou du moins réduire, l’expérience atlantique. Le problème n’est pas seulement l’intégration militaire, mais les dépenses d’armement, que l’Europe a décidé d’allouer à l’industrie continentale, en évitant les dépenses dans les industries américaines. Au-delà des bonnes intentions du Secrétaire général, les thèmes du débat ne peuvent s’écarter des intentions de l’endroit où les dépenses en armements seront effectuées. Tout maintien de la volonté européenne devra cependant prévoir une intégration essentielle des systèmes d’armement, qui passe par des brevets et des licences de construction. Il n’en reste pas moins que les hypothèses de départ, notamment politiques, sont extrêmement positives et cela pourrait contribuer de manière décisive à surmonter les différences actuelles de nature pratique au profit d’une planification plus partagée pour atteindre les objectifs fixés aux fins défensives de l’Alliance atlantique.

A Aliança Atlântica busca reorganização após a presidência de Trump

Fechado o parêntese de Trump, a Atlantic Alliance busca uma reorganização interna, principalmente financeira, para poder voltar a ser um ator importante em um cenário mundial considerado altamente instável. A situação que propicia a instalação da Casa Branca de Biden parece particularmente favorável para estimular uma abordagem diferenciada por parte dos membros da Aliança Atlântica, após o risco real de um enxugamento do principal sistema de defesa ocidental com o anterior presidente. A primeira proposta que deverá sair do Secretário-Geral será aumentar o orçamento da organização, solução que só aparentemente segue o que há muito vem sendo perseguido primeiro por Obama e depois por Trump. Ambos os antecessores de Biden não o fizeram porque o pedido era um simples aumento da contribuição, sem incentivos e taxas para os estados europeus. A novidade da nova proposta se baseia, em primeiro lugar, em uma cota de contribuição fixada no produto interno bruto de cada país; o montante total deverá financiar um fundo comum do qual sacar para o financiamento das missões, até agora, porém, financiado pelos cofres de cada Estado. Introduzir-se-ia assim uma mutualidade que favorecesse uma maior integração e uma participação mais consistente nas actividades da Aliança Atlântica: esta abordagem representaria uma inovação de particular importância também na perspectiva de uma maior partilha de objectivos, eliminando as dificuldades organizacionais. Uma maior distribuição dos custos permitiria uma maior participação operacional de cada estado individualmente e permitiria a realização de testes periódicos capazes de identificar e corrigir as fragilidades do sistema defensivo ocidental. O aumento dos exercícios conjuntos, graças à superação do entrave de custos, significaria uma maior integração operacional entre as forças armadas dos países membros, permitindo também a intercambialidade, o que, segundo as projeções, poderia se tornar um elemento essencial para a supervisão dos teatros de operações. Depois da Guerra Fria em que o inimigo era apenas a União Soviética e os países do Leste Europeu, a evolução da política internacional apresentou uma variedade de cenários que os Estados Unidos sozinhos não podem mais controlar sozinhos. Um papel cada vez mais importante será o de zelar pelas infra-estruturas de cada membro, que em novos conflitos, mesmo não declarados, representam cada vez mais potenciais objetivos táticos e estratégicos, onde atacar os adversários. Nessa perspectiva, o envolvimento do capital privado também é considerado, justamente porque as indústrias com seu conhecimento representam objetivos sensíveis. Para a prossecução de todos estes factores, prevê-se também o reforço do artigo 5º do tratado transatlântico, que prevê a defesa mútua em caso de agressão: entende-se que para uma maior segurança, estendida mesmo para além da militar, o pedido de aumento no orçamento pode ser entendido como legítimo. Existe uma potencial contra-indicação a este ambicioso plano: a vontade europeia de uma força comum, que, embora deva ser integrada na Aliança Atlântica, deve ter, ao mesmo tempo, um carácter independente; isso foi pensado precisamente em conjunto com a presidência de Trump, que parecia querer deixar de lado, ou pelo menos reduzir, a experiência atlântica. O problema não é apenas de integração militar, mas de gastos em armamentos, que a Europa decidiu destinar à indústria continental, evitando gastos com indústrias norte-americanas. Além das boas intenções do Secretário-Geral, os temas do debate não podem se desviar das intenções de onde serão feitos os gastos com armas. Qualquer manutenção do europeu terá, no entanto, de prever uma integração essencial dos sistemas de armamento, que envolve patentes e licenças de construção. Não deixa de ser verdade que os pressupostos de partida, sobretudo os políticos, são extremamente positivos e podem ajudar de forma decisiva a ultrapassar as actuais divergências de ordem prática em benefício de um planeamento mais partilhado para a concretização dos objectivos definidos para os fins defensivos da Aliança Atlântica.

Атлантический альянс стремится к реорганизации после президентства Трампа

С закрытыми скобками Трампа Атлантический альянс стремится к внутренней реорганизации, особенно финансовой, чтобы иметь возможность вернуться к роли крупного игрока в мировом сценарии, который считается крайне нестабильным. Ситуация, которая предлагает создание Белого дома Байдена, кажется особенно благоприятной для стимулирования другого подхода со стороны членов Атлантического альянса после реального риска сокращения основной западной системы обороны при предыдущем президенте. Первое предложение, которое должно исходить от Генерального секретаря, будет заключаться в увеличении бюджета организации, решение, которое, по всей видимости, следует только за тем, что долгое время проводилось сначала Обамой, а затем Трампом. Оба предшественника Байдена не смогли этого сделать, потому что просили просто увеличить взнос, без поощрений и сборов для европейских государств. Новизна нового предложения основана, прежде всего, на квоте взносов, установленной на валовом внутреннем продукте каждой отдельной страны; общая сумма должна будет профинансировать общий фонд, из которого можно будет получить финансирование миссий, однако до настоящего времени финансировавшееся из казны каждого отдельного штата. Таким образом, будет введена взаимность, которая будет способствовать большей интеграции и более последовательному участию в деятельности Атлантического Альянса: этот подход станет особенно важным нововведением также с целью большего разделения целей и устранения организационных трудностей. Более широкое распределение затрат позволило бы расширить оперативное участие каждого отдельного государства и могло бы позволить проведение периодических испытаний, способных выявить и исправить слабые места западной оборонительной системы. Увеличение числа совместных учений, благодаря преодолению препятствий по стоимости, будет означать большую оперативную интеграцию между вооруженными силами стран-членов, а также обеспечит взаимозаменяемость, что, согласно прогнозам, может стать важным элементом наблюдения за театрами военных действий. После холодной войны, когда врагом были только Советский Союз и страны Восточной Европы, эволюция международной политики представила множество сценариев, которые в одиночку Соединенные Штаты больше не могут контролировать. Все более важную роль будет играть защита инфраструктуры каждого участника, которая в новых конфликтах, даже необъявленных, все чаще представляет собой потенциальные тактические и стратегические цели, по которым противники могут нанести удар. С этой точки зрения также рассматривается участие частного капитала именно потому, что отрасли с их знаниями представляют собой чувствительные цели. Для учета всех этих факторов также предусмотрено усиление статьи 5 трансатлантического договора, которая предусматривает взаимную защиту в случае агрессии: понимается, что для большей безопасности, выходящей даже за рамки военной, просьба о повышении в бюджете можно понимать как законные. У этого амбициозного плана есть потенциальное противопоказание: европейская воля к созданию общих сил, которые, хотя и должны быть интегрированы в Атлантический альянс, в то же время должны иметь независимый характер; об этом думали именно в связи с президентством Трампа, который, казалось, хотел отбросить или хотя бы уменьшить атлантический опыт. Проблема заключается не только в военной интеграции, но и в расходах на вооружение, которые Европа решила выделить континентальной промышленности, избегая расходов на промышленность США. Помимо добрых намерений Генерального секретаря, темы дебатов не могут отклоняться от намерений относительно того, где будут производиться расходы на оружие. Однако любое обслуживание европейца должно будет предусматривать существенную интеграцию систем вооружения, которая включает в себя патенты и лицензии на строительство. Факт остается фактом: исходные допущения, особенно политические, чрезвычайно позитивны, и это могло бы решительно помочь преодолеть существующие различия практического характера в пользу более совместного планирования для достижения целей, поставленных для оборонительных целей Атлантического Альянса.

特朗普當選總統後,大西洋聯盟尋求重組

隨著特朗普括號的關閉,大西洋聯盟尋求內部重組,尤其是財務重組,以便能夠在被視為高度不穩定的世界局勢中恢復成為主要參與者。繼拜登總統確實存在縮小西方主要國防系統的真正風險之後,提供拜登白宮定居點的局勢似乎特別有利於刺激大西洋聯盟成員採取不同的態度。秘書長應該提出的第一個建議是增加該組織的預算,這一解決方案顯然只遵循了奧巴馬,然後是特朗普長期以來一直追求的目標。拜登的兩個前任都沒有這樣做,因為請求只是簡單地增加捐款,而沒有歐洲國家的激勵和費用。新提案的新穎性首先是基於對每個國家的國內生產總值確定的捐款額度;總金額必須由一個共同基金供資,以從中提取特派團的經費,但是到現在為止,經費仍由每個州的金庫提供。因此,將引入一種互助關係,這將有助於更大程度的整合和更一致地參與大西洋聯盟的活動:這種方法將代表一項特別重要的創新,以期更多地分享目標,消除組織上的困難。更大的費用分配將使每個州都有更大的行動參與,並可以進行能夠識別和糾正西方防禦體系弱點的定期測試。由於克服了成本障礙,增加聯合演習將意味著各成員國武裝部隊之間的業務一體化程度更高,同時也允許互換性,據預測,這可能成為監督戰區的重要因素。在冷戰之後,敵人只不過是蘇聯和東歐國家,國際政治的演變帶來了各種各樣的情況,僅美國就無法獨力控制。日益重要的角色將是保護每個成員的基礎設施,在新的衝突中,甚至是未宣布的衝突,都日益代表潛在的戰術和戰略目標,遭到對手的打擊。從這個角度來看,還考慮了私人資本的介入,這恰恰是因為擁有知識的行業代表著敏感的目標。為了解決所有這些因素,還設想加強《跨大西洋條約》第5條,該條在發生侵略時規定了相互防禦:眾所周知,為了獲得更大的安全性,甚至在軍事方面也要超越軍事安全,要求增加預算可以理解為合法的。這個雄心勃勃的計劃可能存在禁忌症:歐洲的意願是建立一支共同力量,儘管必須將其納入大西洋聯盟,但同時也應具有獨立性;恰恰是與特朗普總統一併考慮的,特朗普總統似乎希望拋棄或至少減少大西洋的經驗。問題不僅在於軍事一體化,還在於軍備開支,歐洲決定將其分配給大陸工業,避免在美國工業上的開支。除了秘書長的良好意願外,辯論的主題也不能偏離武器支出的意圖。但是,對歐洲人的任何維護都將必須對軍備系統進行必要的整合,其中涉及專利和建築許可。事實仍然是,開始的假設,特別是政治上的假設,是極其積極的,這可以果斷地幫助克服目前存在的實際分歧,從而有利於通過更加共同的計劃來實現大西洋聯盟防禦目標的既定目標。

大西洋同盟はトランプ大統領の後に再編成を求めています

トランプの括弧が閉じられた状態で、大西洋同盟は、非常に不安定であると見なされる世界のシナリオで主要なプレーヤーに戻ることができるように、内部の再編成、特に財政を求めています。バイデンホワイトハウスの和解を提供する状況は、前大統領との主要な西側防衛システムの縮小の本当のリスクの後、大西洋同盟のメンバーの側で異なるアプローチを刺激するために特に有利であるように思われます。事務局長からの最初の提案は、組織の予算を増やすことです。これは、最初にオバマ、次にトランプが長い間追求してきたことに従うだけの解決策です。バイデンの前任者は両方とも、ヨーロッパ諸国へのインセンティブと料金なしで、寄付の単純な増加を要求したため、そうすることができませんでした。新しい提案の目新しさは、まず第一に、各国の国内総生産に固定された拠出枠に基づいています。総額は、ミッションの資金調達のために引き出すための共通の基金に資金を提供する必要がありますが、これまでは、個々の州の財源によって資金提供されていました。したがって、大西洋同盟の活動へのより大きな統合とより一貫した参加を支持する相互関係が導入されます。このアプローチは、組織の困難を排除し、目的のより大きな共有の観点からも特に重要な革新を表します。コストの配分が大きくなると、個々の州の運用への参加が増え、西側の防衛システムの弱点を特定して修正できる定期的なテストを実行できるようになります。コストの障害を克服したおかげで共同演習が増えることは、加盟国の軍隊間のより大きな作戦統合を意味し、互換性も可能にし、予測によれば、作戦劇場の監督に不可欠な要素になる可能性があります。敵がソビエト連邦と東欧諸国だけであった冷戦の後、国際政治の進化は、米国だけではもはや単独では制御できないさまざまなシナリオを提示しました。ますます重要な役割は、各メンバーのインフラストラクチャを保護することです。これは、新しい紛争では、宣言されていないものであっても、敵が攻撃する潜在的な戦術的および戦略的目標をますます表します。この観点では、知識のある業界がデリケートな目的を表しているという理由だけで、民間資本の関与も考慮されます。これらすべての要素を追求するために、大西洋横断条約の第5条の強化も想定されており、これは侵略の際の相互防衛を規定している。より安全性を高めるために、軍事的ものを超えて、予算は正当なものとして理解することができます。この野心的な計画には潜在的な禁忌があります。それは大西洋同盟に統合されなければならないが、同時に独立した性格を持つべきである共通の力に対するヨーロッパの意志です。これは、大西洋の経験を脇に置くか、少なくとも減らしたいと思われたトランプ大統領と正確に関連して考えられました。問題は軍事統合だけでなく、ヨーロッパが米国産業への支出を避けて大陸産業に割り当てることを決定した兵器への支出の問題です。事務総長の善意を超えて、討論のテーマは、武器への支出がどこで行われるかという意図から逸脱することはできません。ただし、ヨーロッパの保守は、特許と建築免許を含む兵器システムの本質的な統合を提供する必要があります。当初の仮定、特に政治的な仮定は非常に肯定的であり、これは、大西洋同盟の防衛目的の設定された目標を達成するためのより共有された計画の利点に、実際的な性質の現在の違いを克服するのに決定的に役立つ可能性があります。

يسعى التحالف الأطلسي إلى إعادة التنظيم بعد رئاسة ترامب

مع إغلاق قوس ترامب ، يسعى التحالف الأطلسي إلى إعادة التنظيم الداخلي ، وخاصة المالي ، حتى يتمكن من العودة إلى كونه لاعبًا رئيسيًا في سيناريو عالمي يُعتبر غير مستقر للغاية. يبدو الوضع الذي يعرض تسوية بايدن البيت الأبيض مواتياً بشكل خاص لتحفيز نهج مختلف من جانب أعضاء الحلف الأطلسي ، بعد الخطر الحقيقي المتمثل في تقليص نظام الدفاع الغربي الرئيسي مع الرئيس السابق. سيكون الاقتراح الأول الذي يجب أن يأتي من الأمين العام هو زيادة ميزانية المنظمة ، وهو حل يتبع فقط على ما يبدو ما اتبعه أوباما أولاً ثم ترامب. فشل أسلاف بايدن في القيام بذلك لأن الطلب كان يتعلق بزيادة بسيطة في المساهمة ، دون حوافز ورسوم للدول الأوروبية. تستند حداثة الاقتراح الجديد ، أولاً وقبل كل شيء ، إلى حصة مساهمة محددة على الناتج المحلي الإجمالي لكل بلد على حدة ؛ سيتعين على المبلغ الإجمالي تمويل صندوق مشترك يتم السحب منه لتمويل البعثات ، ولكن حتى الآن ، يتم تمويله من قبل خزائن كل دولة على حدة. وبالتالي ، سيتم إدخال تبادلية من شأنها أن تفضي إلى تكامل أكبر ومشاركة أكثر اتساقًا في أنشطة التحالف الأطلسي: سيمثل هذا النهج ابتكارًا مهمًا بشكل خاص أيضًا بهدف زيادة مشاركة الأهداف ، والقضاء على الصعوبات التنظيمية. سيسمح توزيع أكبر للتكاليف بمشاركة تشغيلية أكبر لكل دولة على حدة ويمكن أن يسمح بإجراء اختبارات دورية قادرة على تحديد وتصحيح نقاط الضعف في النظام الدفاعي الغربي. إن زيادة التدريبات المشتركة ، بفضل التغلب على عقبة التكلفة ، يعني تكاملًا تشغيليًا أكبر بين القوات المسلحة للدول الأعضاء ، مما يسمح أيضًا بالتبادل ، والذي ، وفقًا للتوقعات ، يمكن أن يصبح عنصرًا أساسيًا للإشراف على مسارح العمليات. بعد الحرب الباردة حيث كان العدو هو الاتحاد السوفيتي فقط ودول أوروبا الشرقية ، قدم تطور السياسة الدولية مجموعة متنوعة من السيناريوهات التي لم تعد الولايات المتحدة وحدها قادرة على السيطرة عليها. سيكون الدور المهم بشكل متزايد هو حماية البنى التحتية لكل عضو ، والتي في النزاعات الجديدة ، حتى تلك غير المعلنة ، تمثل بشكل متزايد أهدافًا تكتيكية واستراتيجية محتملة ، حيث يضرب الخصوم. من هذا المنظور ، يُنظر أيضًا إلى مشاركة رأس المال الخاص ، على وجه التحديد لأن الصناعات بمعرفتها تمثل أهدافًا حساسة. لمتابعة كل هذه العوامل ، من المتوخى أيضًا تعزيز المادة 5 من المعاهدة عبر الأطلسي ، والتي تنص على الدفاع المتبادل في حالة العدوان: من المفهوم أنه لمزيد من الأمن ، حتى بعد العسكري ، طلب زيادة في يمكن فهم الميزانية على أنها شرعية. هناك موانع محتملة لهذه الخطة الطموحة: الإرادة الأوروبية لقوة مشتركة ، والتي ، على الرغم من وجوب دمجها في الحلف الأطلسي ، يجب أن تتمتع في نفس الوقت بطابع مستقل ؛ تم التفكير في هذا على وجه التحديد بالتزامن مع رئاسة ترامب ، التي بدت وكأنها تريد تنحية أو على الأقل تقليل تجربة الأطلسي. المشكلة ليست فقط في التكامل العسكري ولكن في الإنفاق على التسلح ، الذي قررت أوروبا تخصيصه للصناعة القارية ، وتجنب الإنفاق على الصناعات الأمريكية. وبخلاف النوايا الحسنة للأمين العام ، لا يمكن لموضوعات المناقشة أن تحيد عن النوايا التي سيتم إنفاقها على الأسلحة. ومع ذلك ، فإن أي صيانة للإرادة الأوروبية يجب أن توفر تكاملًا أساسيًا لأنظمة التسلح ، والذي يتضمن براءات الاختراع وتراخيص البناء. تبقى الحقيقة أن افتراضات البداية ، خاصة السياسية منها ، إيجابية للغاية ويمكن أن يساعد ذلك بشكل حاسم في التغلب على الاختلافات الحالية ذات الطبيعة العملية لصالح تخطيط أكثر مشاركة لتحقيق الأهداف المحددة للأغراض الدفاعية للحلف الأطلسي.

L’Alleanza Atlantica cerca la riorganizzazione dopo la presidenza Trump

Chiusa la parentesi di Trump, l’Alleanza Atlantica cerca la riorganizzazione interna, soprattutto finanziaria, per potere tornare ad essere un soggetto di principale importanza in uno scenario mondiale giudicato altamente instabile. La congiuntura che offre l’insediamento alla Casa Bianca di Biden appare particolarmente favorevole per stimolare un approccio differente da parte dei membri dell’Alleanza Atlantica, dopo che con il presidente precedente si era arrivati al rischio concreto di un ridimensionamento del principale sistema di difesa occidentale. La prima proposta che dovrebbe arrivare dal Segretario generale sarà quella di aumentare il budget dell’organizzazione, una soluzione che solo all’apparenza ricalca quanto a lungo inseguito prima da Obama e poi da Trump. Entrambi i predecessori di Biden non sono riusciti nell’intento perché la richiesta era di una semplice maggiorazione della contribuzione, senza incentivi e corrispettivi per gli stati europei. La novità della nuova proposta si basa, innanzitutto su di una quota contributiva fissata sul prodotto interno lordo di ogni singolo paese; l’ammontare totale dovrà finanziare un fondo comune dal quale attingere per il finanziamento delle missioni, fino ad ora, invece, finanziate dalle casse di ogni singolo stato. Verrebbe, così, introdotta una mutualità che favorirebbe una maggiore integrazione e una più consistente partecipazioni alle attività dell’Alleanza Atlantica: questa impostazione andrebbe a rappresentare una innovazione particolarmente importante anche in ottica di maggiore condivisione degli obiettivi, abbattendo le difficoltà di carattere organizzativo. Una maggiore distribuzione dei costi permetterebbe una maggiore partecipazione operativa di ogni singolo stato e potrebbe consentire l’effettuazione di test periodici in grado di individuare e correggere i punti deboli del sistema difensivo occidentale. Incrementare le esercitazioni comuni, grazie al superamento dell’ostacolo dei costi, significherebbe una maggiore integrazione operativa tra le forze armate dei paesi membri, permettendo anche una interscambiabilità, che, secondo le previsioni, potrebbe diventare un elemento essenziale per il presidio dei teatri delle operazioni. Finita la guerra fredda dove il nemico era solo l’Unione Sovietica ed i paesi dell’Europa orientale, l’evoluzione della politica internazionale ha presentato una varietà di scenari che i soli Stati Uniti non possono più presidiare da soli. Un ruolo che si prefigura sempre più importante sarà quello di presidiare le infrastrutture di ogni membro, che nei nuovi conflitti, anche non dichiarati, rappresentano in maniera sempre maggiore gli obiettivi potenziali tattici e strategici, dove colpire da parte degli avversari. In quest’ottica si pensa anche a coinvolgimenti di capitale privato, proprio perché le industrie con le loro conoscenze rappresentano obiettivi sensibili. Per perseguire tutti questi fattori si pensa anche ad un rafforzamento dell’articolo 5 del trattato transatlantico, che prevede la difesa reciproca in caso di aggressione: si comprende che per una maggiore sicurezza, estesa anche oltre quella militare, la richiesta di un aumento del budget possa essere recepita come legittima. Esiste una potenziale controindicazione a questo piano ambizioso: la volontà europea di una forza comune, che, seppure debba essere integrata nell’Alleanza Atlantica, dovrebbe avere, anche, nel contempo, un carattere di indipendenza; ciò è stato pensato proprio in concomitanza con la presidenza Trump, che pareva volere accantonare, o almeno ridurre, l’esperienza atlantica. Il problema non è soltanto di integrazione militare ma di spesa in armamenti, che l’Europa ha pensato di destinare all’industria continentale, evitando le spese presso le industrie statunitensi. Aldilà delle buone intenzioni del Segretario generale i temi del dibattito non potranno discostarsi dalle intenzioni di dove la spesa in armi verrà fatta. Un eventuale mantenimento della volontà europea dovrà comunque prevedere una essenziale integrazione dei sistemi di armamento, che investe i brevetti e le licenze di costruzione. Resta il fatto che i presupposti di partenza, soprattutto politici, siano oltremodo positivi e ciò potrebbe aiutare in modo determinante il superamento delle differenze presenti di natura pratica a vantaggio di una programmazione più condivisa per raggiungere gli obiettivi prefissati degli scopi difensivi dell’Alleanza Atlantica.