La pandemia bloquea la educación en el mundo

El Secretario General de la ONU ha dado la voz de alarma sobre la situación escolar; es una alarma mundial provocada por el cierre de escuelas y universidades, que afecta a más de 160 países en todo el mundo, equivalentes a mil millones de estudiantes, de los cuales más de 40 millones son niños. La falta de posibilidad de asistencia a la escuela, especialmente en los grupos de edad relacionados con la educación preescolar, primaria y secundaria, significa un déficit que va del aprendizaje al de la sociabilidad y la capacidad de estar juntos, que será potencialmente capaz de crear grandes déficits relacionales en los adultos del mañana. Otro aspecto está vinculado a la escuela como herramienta social y también como amortiguador de las familias que no pueden contar con ayuda en la custodia de sus hijos. Esta carencia corre el riesgo de causar una pérdida de ingresos si un padre tiene que dejar el trabajo. Las soluciones de emergencia con la educación a distancia han demostrado que esta elección sólo ha llenado parcialmente los vacíos provocados por la enseñanza directa, tanto por la falta de preparación de los docentes para esta repentina solución, tanto por las dificultades tecnológicas como por la desigual distribución de la enseñanza. Herramientas informáticas en familias. Sin embargo, la invitación del secretario de la ONU a reabrir escuelas, compatible con el control de la posible transmisión del virus, plantea interrogantes sobre la conveniencia de esta elección sin una seguridad adecuada en cuanto al control de la propagación del virus y sus tratamientos. Según algunos virólogos, el peligro de una mayor propagación del contagio o el regreso del mismo en países donde ha bajado el número de pandemias, parecería estar ligado a los grupos más jóvenes de la población, que podrían actuar como vehículo preferencial del virus. Si no hay certeza absoluta de estas hipótesis, tampoco hay certeza opuesta. La elección, por el momento, parece limitarse exclusivamente a limitar los efectos inmediatos de la pandemia con el precio a pagar en términos de falta de educación y también de pérdida de socialización de la población más joven. Este es un terrible dilema, que afecta a la economía a corto y muy largo plazo, una elección que no puede estar todo de un lado y no del otro. Las soluciones que deben encontrarse deben ser necesariamente mediaciones, también capaces de encontrar soluciones inmediatas que ya no sean válidas en el mismo período corto. Lo que falta para estabilizar la situación, pero no solo en materia de educación, es tener un método de exploración seguro y asequible, una cura cierta y una vacuna sin contraindicaciones, que se pueda difundir por todo el mundo, por lo tanto con un Costo mínimo. Por el momento estas tres condiciones no parecen estar cerca, por lo que se deben hacer esfuerzos para encontrar soluciones temporales. Por otro lado, los peligros denunciados por Naciones Unidas son indudablemente verdaderos y ciertos: una crisis educativa tendría como resultado el aumento de las desigualdades tanto entre estados ricos y pobres, como dentro de las propias naciones avanzadas, con estudiantes pertenecientes a la las clases altas ciertamente favorecidas sobre las de las clases medias y pobres. Solo las soluciones temporales, pero quién sabe por cuánto tiempo, desarrolladas por los gobiernos locales o supranacionales, cuando tienen la posibilidad de proporcionar pautas políticas, pueden crear condiciones, aunque sean temporales y nunca definitivas, porque la enseñanza en el aula no puede ser reemplazada, para limitar el daño. de la situación actual. Los remedios ya se han utilizado, aunque de forma limitada, el aumento de la educación a distancia, que sin embargo debe ir intercalado con periodos de regreso a clases (con todas las precauciones posibles) requiere contribuciones para la compra de equipos informáticos para familias (obstáculo no difícil de superar, gracias al costo cada vez menor del equipo de TI), pero sobre todo con la mayor difusión de las redes de transporte de TI, tanto en la difusión de fibra óptica como en la aceleración del servicio 5G. Lo que resaltó la pandemia fue la falta de preparación, a nivel general pero sobre todo de los países pobres sobre el retraso de las infraestructuras de comunicación, cada vez más imprescindibles para el desarrollo social y económico, entendido como un factor capaz de limitar los efectos del aislamiento en educación, sino también como multiplicador de la capacidad de producción.

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