El difícil diálogo entre Rusia y Ucrania

Según informa el diario estadounidense “Washington Post”, la administración de la Casa Blanca instó de manera informal al ejecutivo de Kiev a mostrarse disponible para que Ucrania pueda iniciar un camino que podría conducir a conversaciones con el gobierno ruso. Según el ejecutivo estadounidense, existe un peligro real para el país ucraniano de perder el apoyo y la ayuda de otras naciones; según algunos analistas, la solicitud estadounidense es sólo preparatoria a una posible disminución del volumen de la ayuda, especialmente militar, en previsión de posibles cambios en las estructuras políticas y de dirección de algunos países y también del propio Estados Unidos, que con la próxima elecciones intermedias, podría cambiar la composición del poder legislativo. Junto a las preocupaciones políticas, también están las de carácter económico, por los costes inducidos por la guerra y su prolongación, especialmente en el sector energético, pero no solo: de hecho, si los mayores costes de producción afectan a la tendencia de crecimiento de los países ricos, en los países pobres la preocupación está relacionada con la falta de alimentos, provocada por el bloqueo de las exportaciones de trigo ucraniano. Por ahora estas tendencias, aunque incipientes, siguen siendo minoritarias, pero las dificultades económicas, unidas al cambio de tendencia de algunos gobiernos, a pesar de las negativas, podrían favorecer una disminución de la ayuda en armas, también en nombre de una tergiversada idea pacifista, porque indirectamente claramente favorable a Moscú. Hasta ahora, sin embargo, el presidente ucraniano no se ha mostrado dispuesto a cambiar su actitud de cierre total a menos que tenga que lidiar con un nuevo gobierno ruso, instalado tras el derrocamiento de Putin; esta eventualidad parece muy remota, si no del todo inalcanzable, debido al férreo control que el presidente ruso mantiene sobre el aparato burocrático y gubernamental de Rusia. La posición de Ucrania, sin embargo, es comprensible: el país ha sido invadido y bombardeado y arrastrado a un conflicto que ha producido muerte y destrucción dentro de su territorio, del cual ha perdido porciones sustanciales; las condiciones en Kiev no solo se refieren a la negativa a negociar con el inquilino del Kremlin, sino que también incluyen la retirada y devolución de los territorios ocupados con una compensación adecuada por los daños sufridos por las acciones militares rusas. El propio Putin, que había mostrado buenas intenciones, de palabra, sobre la posibilidad de una negociación, mantiene una actitud totalmente opuesta a la de Kiev y pretende, como punto de partida, mantener los territorios conquistados y anexionados con los falsos referéndums y dejando la límites actuales inalterados. La situación parece no tener salida, las posiciones son demasiado conflictivas y, sin embargo, el mero hecho de que empecemos a hablar de diálogo, aunque sea imposible por ahora, puede significar un poco de esperanza. Si Ucrania necesita todo el apoyo que pueda conseguir, no obstante ha demostrado que tiene más determinación que las fuerzas armadas rusas y ha obligado a Moscú a agotar prácticamente su arsenal, que necesita ser reconstituido; la situación interna del país ruso no es la mejor: la crisis económica y el descontento, si bien no conducen a grandes protestas, no permiten la creación de una fuerza de combate con una convicción igual a la de Ucrania, esta guerra no se siente como su propio del pueblo ruso, que lo rehúye o lo acepta con resignación. Estos elementos, combinados con el hecho de que el Kremlin comienza a verse presionado por China, opuesto a la continuación de un conflicto que está comprimiendo el crecimiento económico global y, por lo tanto, también las exportaciones chinas, indican que el camino del diálogo puede ser más probable que Es decir, las condiciones actuales permiten un desarrollo positivo. El cese de las armas tendrá que ser el primer paso necesario, pero no será suficiente si no se crea una red mundial capaz de hacer que los dos bandos se retiren de sus respectivas posiciones, pero siempre teniendo en cuenta las razones de Ucrania que es el país que es ha sido atacado. Rusia necesita darse cuenta de que es un estado cada vez más aislado y en ello será fundamental la acción de Pekín, que hasta ahora ha apoyado políticamente a Moscú: si esto sucede, Putin tendrá que aceptar su reducción a nivel internacional, que sólo puede ser se recuperó cediendo al frente a las exigencias de Kiev. El camino no es fácil y ni siquiera corto, pero, por el momento, parece el único camino a seguir.

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